lunes, 29 de febrero de 2016

¡El día que probé la zanahoria!

Me encantó. Fue espectacular. Qué delicia, tan fresquita, tan crujiente... Fue apoteósico. Mi humana me da cosas ricas. Sigo cambiando la dentadura, y por aquellos días cualquier cosa fría y durita me gustaba. Y me sigue gustando, vamos.

Me afané diligentemente en despedazar, desmenuzar, destrozar, mordisquear y finalmente comer ese  trozo naranja de cosa deliciosa llamada zanahoria.
Pero en trozo grande que poder desmenuzar solo me lo dio un par de veces. Desde que con uno de esos grandes trozos me puse a jugar al fútbol, me da zanahoria, sí, pero cortada en daditos... Un misterio que no logro desentrañar por más vueltas que le doy, con lo divertidísimo que es hacer rodar la zanahoria por el suelo y que se le peguen tooodos mis pelitos que voy esparciendo por el suelo... No puedo entenderlo. Así de simple. En fin...




Seguiremos informando...


Hale! A correr! 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Cuéntame...