domingo, 31 de enero de 2016

Sobre ñus y pirulos

Una de mis diversiones favoritas, además de un alivio por estar mudando la dentadura, es morder y roer cualquier cosa medianamente dura.
Mi humana pareció darse cuenta de eso bastante pronto y me proporcionó algunos juguetes para ese fin. Aparte de la pelota, mis primeros juguetes fueron el "ñu" y el "pirulo" o "twister".
Mordiendo el "ñu 1.0"

El "ñu"... Ese es un juguete que, según sé, me fabricó mi humana con una vieja camiseta suya. En principio fue básicamente un trapo con nudos que acabé deshilachando con mis "cuchillas-dientecitos". Después del deshilachado, mi humana me trajo la versión mejorada, el "ñu 2.0", trenzado, más duro, más compacto y con un nudo en cada extremo. ¡Qué felicidad al morderlo! Con el "ñu" podía jugar a tirar aún mejor que con el "pirulo/twister", al ser de tela y más largo. ¡Y admitía lanzamientos pasilleros! Un gran invento de mi humana.
¿Que por qué ese nombre? Bueno, la historia resumida es, y esta me la sé porque la escuché ya varias veces, que por lo visto yo me lanzaba cual leona cazadora sobre pequeño ñu en la sabana africana. Y al juguete se le quedó lo de "ñu".

lunes, 25 de enero de 2016

¿Por qué Suki?

Hace poco mis humanos recordaban la historia de mi nombre, y yo me enteré...

Al parecer, antes de mi llegada, mi humana hizo una lista de nombres, unos más comunes que otros. Mi humano propuso buscar alguna palabra bonita en otro idioma. Usaron varios traductores y de ahí salieron algunas variantes que se incluyeron como opción.
No había ni decisión ni consenso.
No hay problema. Mi humana hizo una especie de votación o encuesta entre sus familiares, amigos y conocidos de la red que duró unos días...
Pude llamarme de cualquiera de estas formas. He aquí el listado:

lunes, 18 de enero de 2016

El día que descubrí...

Un ruido raro llamaba poderosamente mi atención. ¿Qué trufas era eso? Intrigadísima empecé a investigar por ahí a ver si lograba averiguar qué cosa hacía ese ruido. Al pasar por la cocina lo oí más cerca. Entré. No veía nada que pareciera sonar de ese modo, pero estaba ahí. Lo oía. Entonces vi algo rarísimo.
Aquí un pequeño paréntesis para algunas explicaciones. Mis humanos tienen algunas (bueno, muchas) cosas extrañas. Y la cocina está repleta de ellas.

Como decía, mis ojos captaron algo muy raro, algo que daba vueltas y vueltas y vueltas y vueltas... Y mis oídos identificaron el ruido. Por alguna razón me quedé extasiada viendo aquel espectáculo...

Mi humana estaba allí, con cara divertida, mirándome y apuntándome nuevamente con ese pequeño y extraño cacharro blanco...


Más tarde me enteré de que esa cosa se llama "lavadora".

Hale, a correr!



martes, 12 de enero de 2016

¡Llegué! Y me quedé

Sip, un buen día llegué. Nací el 5 de septiembre de 2015. Estaba con mis cinco hermanitos en una casa con unos humanos, provisionales al parecer, y un día, el 22 de octubre de 2015, otros humanos vinieron, me recogieron y me llevaron a otra casa. Solo a mí.


Mi primera pelota
Cuando llegué me hice pis en cuando entré por la puerta. Eso no pareció gustar mucho a mis nuevos humanos, pero aún no sabía dónde podía hacerlo y necesitaba desagüar. Tras aliviar esa necesidad exploré ansiosamente mi nuevo hogar. Arrastré el hocico por todo el suelo, indagué en todas las esquinas y rincones. Olisqueé mi primera cama provisional, consistente una caja de cartón con un par de mantitas que acabé royendo...

También jugué con una cosa redonda y blandita que después supe que se llama "pelota". Esa se rompió (la mordí hasta casi deshacerla), ahora juego con otra más resistente y tengo algunos otros juguetes para morder. Eso me recuerda que no entiendo por qué mis humanos se enfadan tanto cuando muerdo las cosas esas que se ponen en sus patas de abajo para andar por casa. ¿Por qué no van descalzos? Es un misterio para mí...


Yo era muy joven cuando llegué. Apenas contaba un mes y medio. Las dos primeras noches lloré, extrañaba a mis hermanitos y a mi mamá, pero mis nuevos humanos me mimaban y arropaban. Me acostumbré rápidamente a ellos.

Mi caja-cama
Me puse malita. No fue grave, pero me iba (no encuentro la forma suave de decirlo) cagando por las esquinas. Suelto. Qué asco. O eso les oía decir a mis humanos. A mí no me resultaba tan asqueroso... Otro misterio para mí.
Me llevaron a un médico de bichejos, llamado por mi humana "el vete", que ese sí que era un asco, y no voy a contar por qué. El caso es que me mandó un jarabe del demonio y unas latitas de comida deliciosas... que no sirvieron de nada. Mi humana me llevó a otro "el vete", que sí solventó el problema.
Desde entonces, mi humana me ha llevado allí varias veces. Llego allí supercontenta, saludo a todo el mundo y me colman de caricias y me dan galletitas, pero en cuanto me suben a la mesa... Mal asunto.
No consigo decidir si "el vete" es algo bueno o malo.